Cassie ignoró el hecho de que la escultura le parecía aterradora y se acurrucó en el reducido espacio de suelo seco, ocultándose el rostro bajo el calor de la capucha. Empezaba ya a quedarse dormida cuando un ruido sutil a su lado le arrebató un sobresalto. Con rapidez levantó el rostro y agudizó el oído. Le tomó un par de segundos percatarse de que había alguien junto a ella.
- ¿Qué haces?-. las palabras salieron de su boca como autómatas mientras ella inspeccionaba asustada a su acompañante; un muchacho de probablemente su misma edad que la observaba con atención a escasos centímetros de distancia.
- ¿Qué haces tú?-. inquirió el muchacho sin responder a su pregunta.
- Esconderme-. Realmente no imaginó que hubiese alguien más en el cementerio aparte de ella, pero se dijo a sí misma que no se había tomado el tiempo suficiente como para suponerlo.
El muchacho esbozó una sonrisa que a Cassie se le antojó socarrona, enseñando una dentadura perfectamente blanca, y sus ojos parecieron destellar emoción.
- ¿También tú?-. indagó sin responder a la sonrisa.
- No estoy seguro-. El muchacho apartó la mirada y la sonrisa se desvaneció, reemplazada por una expresión de concentración, como si realmente le costara recordar algo.
- ¿Cómo puedes no estar seguro?
- No lo sé, supongo que me agrada el cementerio, pero no estoy seguro de que sea un escondite-. Repuso encogiéndose de hombros-. Me llamo Thomas, ¿y tú?
- Cassie.- farfulló dubitativa.
- Tienes cara de Cassie-. La chica sonrió divertida. Nadie le había dicho antes que tuviera cara de Cassie.
Esas sonrisas me matan, he de admitir :)
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