domingo, 26 de diciembre de 2010

Noticias, noticias!

Hoy vengo con un par de cosas qué contar, pero, antes que nada:
¡FELIZ NAVIDAD!... Espero que hayan recibido todos los regalos y bendiciones que se merecen ;)

Primero que todo, tengo una idea que me viene dando vueltas hace días en la cabeza. Ando escribiendo una novela cuyo argumento lo tenía apuntado y casi olvidado y, debido a varias situaciones recientes que me han inspirado, me he decidido a terminarla. Lo que llevo, aunque no es demasiado, me tiene bastante satisfecha y por eso me gustaría mucho compartirla con alguien más. No me apetece subirla a un Foro, ni a un Blog... pensaba que sería algo un tanto más personal si pudieran descargarla y tomarse el tiempo de leerla sin apuros... tal vez colgar cada capítulo periódicamente para recibir sus opiniones... qué tal?

Pues, si a alguien le suena, espero respuestas y/o sugerencias... pueden escribirme también a el-rincon-de-abril@hotmail.com para resolver cualquier duda.

En fin, dejaré una ligera probadita del principio y un banner para que decidan si les llama la atención ;)

October&April
Capítulo I.
El Purgatorio.

Cuando April Callahan atravesó las puertas de su nueva escuela… ninguna mirada se giró para verla venir. Nada ocurrió como creyó que ocurriría, como lo pintan siempre en las películas. No hubo cámara lenta, ni miradas furtivas, ni un galán al final del pasillo que se fijara en la chica nueva. Aliviada, pero no por ello menos desilusionada, April avanzó por los estrechos corredores con la vista clavada en el pequeño papel arrugado donde había escrito el horario y el número de las aulas que debía hallar. Abriéndose paso a trompicones entre la ruidosa multitud de estudiantes, April comenzó a extrañar la tranquilidad silenciosa y apacible de su antiguo hogar.

- ¡Pssst!-. Dylan atrapó en el aire la bola de papel que Colin le lanzó desde el extremo opuesto del salón y la abrió para leer su contenido.

“ McKenzie quiere verte detrás del coliseo en dos horas.”

Dylan resopló en silencio y dejó la nota a un lado, sin tomarse la molestia de girarse para mirar a su amigo. Lo cierto era que Lorena McKenzie era una chica de esas por las que jamás lograría interesarse, pero era bonita, popular y su padre adinerado, por lo que Colin insistía en volverlos pareja. Lo cual, visto desde el punto de vista social, tenía todo el sentido del mundo. Es decir, el instituto se regía por una sola regla irrefutable: sobrevivir. Y ¿qué mejor manera de hacerlo que ligarte a una chica popular y vivir para contarlo?

Pero, a pesar de ello, Dylan jamás había estado muy de acuerdo con ese tipo de leyes, ni le interesaba llevarlas a cabo. No es que fuera especialmente guapo, pero sí lo suficientemente listo como para darse cuenta de que no necesitaba en lo absoluto jugar al galán del instituto con una chica que no podía ver más allá de sus pestañas encrespadas.

En conclusión, no planeaba asistir al encuentro con Lorena Mckenzie.

En vez de eso, en cuanto sonó el timbre de salida, tomó sus cosas en silencio y se largó.

- ¿Has perdido la cabeza?- Colin lo abordó con rapidez en cuanto abandonaron el aula y lo agarró por el hombro para detenerlo.

- ¿Disculpa?

- Estás desperdiciando la oportunidad de tu vida, viejo. Si un bombón como McKenzie se fija en alguien como tú… ¡te inclinas a sus pies, no das media vuelta y huyes!-. Dylan sonrió con sarcasmo y elevó una de sus pobladas cejas marrones.

- ¿De verdad te le inclinarías a alguien como McKenzie?-. Colin se dio una fuerte palmada en la frente y sacudió la cabeza con impaciencia.

- Te portas como un puto maricón, lo sabes ¿no?

- Oh, vaya… es una pena.

- ¿Realmente te importa un pepino lo que piensen de ti, Dylan?-. el muchacho hizo ademán de meditar su respuesta rascándose la barbilla que pedía a gritos una afeitada e inclinó la cabeza con gesto elocuente.

- Sí-. Se limitó a responder y se alejó sin esperar una palabra más de su compañero.

Afuera, el sol empezaba a esconderse tras las montañas teñidas de naranja y el calor se aliviaba un poco con las caricias frescas de la brisa. Dylan caminó con paso afanado esquivando sin mucho esfuerzo a las masas de estudiantes hasta hallarse protegido por el aire libre del estacionamiento. Mientras avanzaba hasta su auto, estacionado tan lejos como fuera posible del edificio, se fijó en el mensaje de texto que acababa de hacer vibrar su celular.

“ ¿Dónde estás? Besos, Lori”

Dylan miró al cielo exasperado y continuó andando hasta que, sin previo aviso, su cuerpo se estrelló contra algo. El aparato cayó al suelo enseguida, acompañado de un par de libros que no le pertenecían. Entonces sus ojos se toparon con la chica de estatura menuda y cabello intensamente rojo, objeto con el cuál acababa de chocar, y su mirada se quedó atascada en ella por un par de segundos.

- Oh ¡cómo lo siento!-. la chica se lanzó al suelo enseguida y comenzó a recopilar con manos temblorosas las diminutas partecitas del aparato que se esparcían por el pavimento. Dylan sacudió la cabeza para salir de su aturdimiento y se agachó también.

- Descuida, no hay problema-. Se apresuró a decir, agarrando la cáscara aporreada del celular y observándola como si se tratara de un pedazo de mugre. La chica le ofreció las partes que acababa de recoger y Dylan se fijó por primera vez en el color de sus ojos. Eran de un gris pálido, como el cielo lluvioso de octubre, rodeado por vetas verdosas que le daban algo de profundidad.

- Lo lamento, en serio… ¡Siempre tengo que ser tan torpe!

- Descuida- repitió Dylan tomando con cuidado los libros desperdigados por el suelo y apilándolos sobre su rodilla flexionada-. No es nada, de veras, no hay problema.

- ¡Pero está destrozado!-. el muchacho volvió a contemplar el trasto inservible en su mano izquierda y sus labios se curvaron en una sonrisa.

- Es una excusa más para comprarme algo más moderno que esta chatarra-. Murmuró con aire divertido. La chica sonrió quedamente, con la expresión aterrada ensombreciendo sus ojos grises e increíblemente redondos, y comenzó a levantarse. Dylan hizo lo propio sosteniendo la pila de libros bajo el brazo y volvió a reparar en la figura menuda y casi graciosa de la chica pelirroja. Le recordaba a uno de esos duendes navideños que su abuela solía acomodar en la repisa sobre la chimenea cada año.

- No te has hecho daño, ¿verdad?-. la chica negó con la cabeza y jugueteó con el borde de su falda púrpura. El silencio se alargó durante un par de segundos más, hasta que la chica lo rasgó sin piedad con su voz aniñada.

- Bueno, debo irme ya-. Comentó tomando los libros que Dylan sostenía-. Nuevamente, lo siento por tu teléfono. Prometo tener más cuidado la próxima vez-. De pronto Dylan se sintió como un padre cuya hija pide disculpas por haber roto una de sus herramientas y la situación se le antojó graciosa-. Si hay algo que pueda hacer para compensarlo…

- Lo tendré en cuenta-. Asintió Dylan cruzando los brazos sobre el pecho.




Si llama la atención, dejaré luego una pequeña sinopsis para que no se pierdan y comenzaré a subir los capítulos para descargar a partir del día 1 de Enero :)


Un beso!

PD: Y recuerdo que también pueden seguir otra de mis novelas en http://elmonstruodelcloset.blogspot.com/



2 comentarios:

  1. ¡Me quedo por aquí! :)
    Gracias por dejarte caer por mi blog, el caso es que me suenas de algo y de un blog que hace meses seguía. Era algo como ¿el rincón de abril? Donde lo dejaste en un concurso de historias de miedo.
    (si me estoy equivocando lo siento, ya los años pesan y la memoria también xD)

    Crêpes
    con Nutella.

    p.D: El texto me ha gustado ;)

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  2. Gracias por seguirme! ^_^
    Sí, sí, ese era mi blog... qué buena memoria! :D

    Un beso para ti!

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