martes, 6 de octubre de 2009

La Chica De Los Tacones Azules


Todas las protagonistas de los cuentos románticos llevan consigo un par de tacones rojos, un vestido de satén y un labial carmín.

La chica de los tacones azules andaba con paso distraído por las estrechas calles empedradas de parís, echando miradas fugaces a los pequeños cafés a ambos lados que albergaban en su interior parejas encantadas por el hechizo de la magia parisina, la magia del amor.

Si alguien le hubiese preguntado por qué andaba sola en plena noche de abril, ella habría respondido que simplemente le gustaba, se habría encogido de hombros y habría continuado su camino. Pero ahora tenía una mejor respuesta preparada.

Si alguien le preguntara ahora por qué andaba sola en plena noche de abril por las calles de parís, ella habría sonreído, habría alzado la vista al cielo y habría respondido.

“Porque la noche es una enorme piscina, las estrellas perlas perdidas en su interior y la luna una enorme pompa de jabón.”

Con sus tacones azules y el vestido de satén ondeando al ritmo de sus pasos, la chica se mordió el labio, divertida, y continuó su caminata.

Si alguien le hubiese preguntado por qué usaba unos tacones azules y un listón amarillo alrededor de su cabeza, ella probablemente se habría mofado y habría respondido que le gustaban los dos colores.

Pero entonces vio a la esbelta mujer salir por las elegantes puertas del restaurante, vestida con el despampanante traje rojo y los tacones del mismo color, en perfecta armonía con el blanco de su piel, acompañada por un misterioso sujeto oculto bajo el ala de un sombrero negro, y suspiró.

Si ese alguien volviera a peguntar, ella sonreiría sin más y respondería.

“Porque todas las protagonistas de los cuentos románticos llevan tacones rojos y labial carmín.”

Ella era diferente, era original. No pertenecía a un cuento romántico, no tenía un galán que llevara rosas a la puerta de su casa o que escalara su ventana para verla dormir. No era hermosa ni glamorosa, ni tenía un labial carmín.

Ella era simplemente la chica que andaba sola en plena noche por las calles de parís.

Era la chica de los tacones azules.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho cómo escribes, y en este relato... me encanta lo que expresas :)

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